Este es un pequeño sitio, hecho desde el cariño, donde recopilaremos trocitos de sabiduría para Matilde.
Cuando sea mayor y viva su propia aventura, decidirá si quiere o no hacernos caso...
Pero siempre podrá contrastar nuestros particulares puntos de vista :)

lunes, 30 de mayo de 2011

Ahorrar, ese gran desconocido

Cuando yo era pequeña, había niños a los que nada más nacer, le abrían una cuenta en el banco. Solía pasar con los niños que tenían padres banqueros. Tú tienes un abuelo banquero, quizás te abra una cuentita para la paga. Quién sabe. Pero los demás niños, teníamos que ahorrar al uso, entiendiéndose por esto, echar moneditas en una hucha. La idea era que cuando estuviese llena o pasado un tiempo prudencial (nunca se llenaba), se rompía y se recogían las monedas. El concepto en sí parece sencillo, Matilde, pero es complicado. Verás.

  • Cuesta romper una hucha. Si te confieso algo, nunca rompí una hucha: eran demasiado bonitas (a quién quiero engañar, la mayoría eran muy feas), pero no sé, también te enseñaban a no romper cosas en tu niñez y, entonces, era como una mezcla de sentimientos encontrados.
  • Mala imagen. La imagen de un niño con un martillo pegándole a un cerdito rosa, nunca es muy amigable. No me convence.
  • Peligroso. Qué sentido tiene que un niño rompa en mil añicos un cerdo de barro o cerámica, y tenga después que rescatar las monedas chicas (porque siempre se ahorran las monedas más pequeñas) de entre los escombros.
  • No ahorrativo. Y luego a tirar y a comprar un nuevo cerdo. No tiene en sí mismo mucho sentido del ahorro, ¿no?

Por eso hoy, navegando por Internet, he visto algo que han inventado y patentado unos niños muy listos, ingenieros, de una universidad de por ahí: cerdo de pulpa de papel. Un cerdo que se compra en dos mitades separadas y se pega en casa (abriendo así un amplio abanico de posibilidades y opciones al truco y a la trampa). Está hecho con papel reciclado y puede reciclarse. Así, además de ser mil veces más bonito y, por supuesto, personalizable, cuando se llene, se puede rasgar como un sobre de carta para sacar el dinero. Nada de añicos y lágrimas. Aunque algo me dice que nos dará pena igual y montaremos una granja de papel en el salón.

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