Este es un pequeño sitio, hecho desde el cariño, donde recopilaremos trocitos de sabiduría para Matilde.
Cuando sea mayor y viva su propia aventura, decidirá si quiere o no hacernos caso...
Pero siempre podrá contrastar nuestros particulares puntos de vista :)

viernes, 17 de junio de 2011

Tricotas

Hoy he comprado cerezas. Esto pasa cuando eres mayor, tranquila. Los primero años de tu vida, te los pasas sin querer hacer caso a los mayores cuando te dicen que comas la fruta, pero luego, hasta la compras tú misma. Inaudito. Aunque, realmente, las cerezas son otra historia. No son una pera o un plátano. No hay color.

Pues bien, y tú dirás ¿Cómo sabes que has comprado cerezas y no picotas? Buena pregunta. Supongo que yo siempre he intuido que había una diferencia entre ellas, pero no la sabía. Comía indistintamente cerezas y picotas. Alguna vez, me dio por pensar que la diferencia residía en que algunas de ellas venían de dos en dos. No sé si te has fijado alguna vez, supongo que sí, y que, posiblemente, habrás hecho lo de ponértelas de pendientes. Todos lo hemos hecho, no te preocupes.

Pero no, la diferencia está en el rabito, pero porque las picotas no tienen. Por lo visto, tienen menos adherencia a él y entonces, se despegan al caer del árbol. Sin embargo, las cerezas, caen del cerezo con rabito incluido. Y de dos en dos. O de tres en tres. Aunque habría sido muy bonito poder llamar tricotas a las picotas que vienen de tres en tres, no puede ser, porque las picotas son independientes, se dan en el valle del Jerte y hay de cuatro tipos distintos, según su color, tamaño y sabor. Un lío.

Evidentemente, me he documentado en Internet, porque como supondrás, "yo tampoco entiendo esto", y me he encontrado una explicación que decía que la diferencia entre la cereza y la picota es la misma que entre la mandarina y la clementina, pero esto, Matilde, lo dejo para otro día.

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